Primer cuatrimestre

“El empleo público en el Estado Nacional (1983-2012): continuidades y rupturas con el paradigma neoliberal”



II Jornadas de estudios de América Latina y el
Caribe: desafíos y debates actuales
Facultad de Ciencias Sociales – Universidad de Buenos Aires
Buenos Aires, Argentina

EJE 9: ESTADO Y POLÍTICAS PÚBLICAS

Título de la ponencia: “El empleo público en el Estado Nacional  (1983-2012): continuidades y rupturas con el paradigma neoliberal”
Andrea López y Norberto Zeller (INAP-UBA)

RESUMEN:

Este trabajo propone un análisis de las mutaciones operadas a nivel del personal del Estado Nacional a partir del retorno de la democracia en Argentina y como resultado de los sucesivos procesos de reformas neoliberales en el Estado y  la Administración Pública. Se trata de un estudio cuantitativo que muestra el comportamiento de las dotaciones de la organización estatal argentina entre 1983  y el año 2012, tomando como fuente principal los datos de los Anuarios Estadísticos del INDEC. El eje de los cambios observados permite demostrar que las políticas de empleo en el sector público derivaron  en una progresiva orientación hacia un aumento de la heterogeneidad contractual y salarial; una reducción constante del empleo permanente; un aumento de la distancia en la pirámide salarial y una tendencia progresiva a la utilización del tiempo parcial en los contratos de trabajo para el sector público. A diferencia, los datos relevados permiten sostener que la evolución del empleo público en el Estado Nacional durante el período 2003 a 2012 presenta una variación acorde con el cambio de paradigma en el desarrollo de las políticas públicas más significativas de la época, con un mayor acento en las áreas de educación, ciencia y tecnología, infraestructura, etc. en concordancia con las propuestas de la CEPAL (2011) para impulsar el proceso de transformación estatal en América Latina.
Introducción

Este trabajo propone un análisis de las mutaciones operadas a nivel del personal del Estado Nacional ya que, junto con la composición del gasto público, representan un claro indicador de los cambios impulsados a lo largo de estas tres décadas en materia de políticas públicas, competencias institucionales y estructura organizativa del Estado.
A partir de la década de los 90 la reforma estatal produjo numerosos cambios cuantitativos y cualitativos en materia del empleo público. En tal sentido, puede observarse un impacto notable sobre los volúmenes de empleo, como así también  una tendencia creciente a equiparar las condiciones y formas de funcionamiento estatales con las que corresponden al empleo privado. Las herramientas utilizadas para dichas transformaciones fueron aquellas que permitían modificar y flexibilizar la carrera administrativa, a partir de, por ejemplo, la contratación por tiempo determinado, la variación de los tiempos de trabajo según las necesidades, y la transformación de los mecanismos de reclutamiento de los funcionarios y de selección del personal que conforma la burocracia estatal. 
A diferencia y, como se verá en los próximos apartados, la revitalización del empleo público se opera tras la crisis de los años 2001-2002, época que muestra el nivel más bajo en la cantidad de agentes del Estado Nacional desde la década de los años setenta, en consonancia con la mayor crisis del mercado de trabajo argentino  (Zeller y Rivkin, 2003).  Dicha caída es el resultado progresivo de las políticas neoliberales implementadas a partir del año 1989, que –por diversos factores  produjeron una concentración mayoritaria de los recursos humanos de la Administración Pública en las funciones de Defensa y de Seguridad Interior.
En la fase post-crisis  comienza un período de recuperación estatal y -a partir del año 2005- se observa un  incremento en el empleo público. Dicho crecimiento del personal estatal muestra un comportamiento dispar en los distintos subsectores del Estado Nacional, vinculado tanto a demandas sociales como a iniciativas políticas del elenco gubernamental. Así, mientras que la ampliación del personal universitario, científico,  del Ministerio de Trabajo y de la ANSES  puede ubicarse en esta  última caracterización, la mayor cantidad de empleados vinculados a la seguridad interior y el Poder Judicial puede ser considerada  como una respuesta a demandas sociales vigentes.
Pero desde una perspectiva histórica es significativo que, desde la cuasi disolución del Estado, ejemplificada en las leyes de Emergencia Económica de 1989 y 2002, las políticas de empleo público impulsadas por los gobiernos a partir del 2003 se orienten a incrementar-entre otros- el personal docente universitario y  científico-técnico en una magnitud preponderante respecto del resto de las actividades estatales, en especial, si consideramos que el accionar de estos planteles sólo puede mostrar resultados y/o impactos en la sociedad civil en un mediano y largo plazo. 
Para la revisión planteada, presentamos un abordaje cuantitativo del personal del Estado Nacional, en lo que concierne a su evolución histórica y a las características centrales de su distribución organizativa desde el año 1983 al año 2012.  Las principales fuentes  corresponden a los datos proporcionados por los “Anuarios Estadísticos”  del INDEC.  Dicha institución clasifica al personal del Estado Nacional en cinco categorías: 1) la Administración Nacional, que comprende a la Administración Central (agentes públicos de los tres poderes y las principales actividades del Estado Nacional), la Administración Descentralizada y los Institutos de Seguridad Social; 2) las Universidades Nacionales, incluyendo al personal docente y no docente; 3) el Sistema Financiero, que abarca  al personal de los bancos nacionales;  4) las empresas y Sociedades  del Estado[1]  y 5)  los denominados Otros Entes Públicos ( Administración Federal de Ingresos Públicos [AFIP], Instituto Nacional de Artes Audiovisuales [INCAA], Unidas Especial de Transmisión Yacyretá y el Instituto Nacional de Seguridad Social para Jubilados y Pensionados [ex PAMI]).  Cabe destacar que la nómina del INDEC abarca al conjunto de  cargos asignados en las estructuras de las diferentes entidades, por lo que excluye al personal encuadrado bajo las diversas modalidades de contratación que aún posee el sector público, y que en la Administración Nacional,  - para el segundo semestre del año 2012- alcanzaría una suma mayor a los 67 mil agentes (ONEP, 2012). De igual forma,  tampoco  se cuenta con los datos del personal de Inteligencia que se distribuye en la Secretaría de Inteligencia, las Fuerzas Armadas y las Fuerzas de Seguridad Interior, por ser clasificados como secretos.[2]
1.      El empleo público nacional 1983-2001: Rasgos centrales de su evolución  cuantitativa y cualitativa
Un análisis pormenorizado del flujo de empleo al interior del Sector Público Nacional (SPN) – integrado por los tres poderes de la Administración Nacional, las Universidades Nacionales y las empresas y bancos oficiales- pone de manifiesto la progresiva declinación del número de empleados estatales a ese nivel. En efecto, y como parte de un proceso abierto durante los últimos 40 años, se observa una drástica reducción del empleo del SPN, si se toma en cuenta que la dotación de agentes correspondiente al año 2000 representaba apenas el 48 % de la existente en 1960.[3] En esas cuatro décadas se pueden diferenciar sub-etapas que se corresponden con los distintos proyectos políticos y concepciones acerca del Estado.
Entre 1960 y 1975 se observa un crecimiento en el empleo tanto para la Administración Nacional –tres poderes nacionales y universidades nacionales-  como para las empresas. Esta expansión se vincula, en cierta medida, con  el correlativo aumento de la economía y de la población. Para el período del último gobierno militar (1976 a 1983), se advierte una leve disminución a nivel de la administración y una significativa caída en el sector de las empresas públicas.
Con el advenimiento de la democracia, la reducción del volumen de empleo del SPN es constante, con alguna excepción en 1984, durante el primer año de gestión del gobierno democrático radical, donde se observa un incremento del 3% en el personal estatal de la administración nacional y de las empresas públicas. En cambio, entre el Plan Austral y 1989, la dotación del sector disminuyó en algo más de 100 mil cargos. 


Durante el transcurso del primer gobierno de Menem, la Argentina transitó la  contracción  de agentes del SPN más importante de las últimas cuatro décadas. Entre 1989 y 1996, el conjunto de los recursos humanos a cargo del  Estado Nacional  se redujo en un 57 %,  como producto de las privatizaciones, del cierre de diversos organismos y de la descentralización de servicios. En la segunda mitad de la década del noventa, la dotación de agentes descendió en menor proporción (alrededor de 50 mil cargos), en especial en el sector de la Administración Nacional. En tanto, mientras que en 1983 el sector de las empresas públicas y bancos oficiales representaba alrededor del 36 % del total de empleo del nivel nacional, en el año 2000 alcanzaba apenas el 7 %.
Entre el segundo gobierno justicialista y el primer año del gobierno de la Alianza    (1995-2000), el personal del SPN se reduce en un 12 %.  En lo que respecta a la Administración Nacional, la tendencia decreciente se consolida por la disminución de agentes en los poderes Ejecutivo y Legislativo en el período 1996-2000, ya que el Poder Judicial aumenta su dotación en un 10 % aproximadamente.  Asimismo, las Universidades Nacionales muestran un descenso estimativo de 15 mil cargos para el mismo período, aunque mantienen su participación relativa sobre el total (alrededor del 25 %). Para el año 1996,  el sector de empresas y bancos nacionales cuenta  con una dotación de 48.383 empleados,  representando el 9,8 % del Sector Público Nacional. Esa cifra disminuye levemente en el año 2000, donde se contabilizan 32.454 agentes. 
De este modo, el perfil del Sector Público Nacional post-reforma muestra una constante reducción del volumen de personal en sus tres subsectores. Su punto más álgido se observa tras la crisis de los años 2001-2002, época que registra el nivel más bajo en la cantidad de agentes del Estado Nacional desde la década de los años setenta, en consonancia con la mayor crisis del mercado de trabajo argentino  (Zeller y Rivkin, 2003).
Este proceso de reducción cuantitativa del empleo fue acompañado -hasta el año 2001- de las siguientes características:




a) Mayor participación relativa del personal dependiente de las fuerzas armadas, de seguridad y de los servicios civiles vinculados a las mismas, frente al personal que desempeña funciones civiles, como las administrativas, científicas, sociales y económicas. Esta fisonomía estatal expresa –entre otras cuestiones- las prioridades funcionales definidas por la última dictadura militar y consolidadas por las políticas neoliberales, relativas al ejercicio del monopolio de la violencia.
Sobre un total de 258.458 agentes presupuestados para el año 2001[4]  , el personal militar y de seguridad interior representaba el 58% (150.886) de los cargos, mientras que los agentes civiles concentraban el 42% (107.572).  De estos últimos, una parte significativa presta funciones en los Ministerios de Defensa, Interior y Justicia.     
Cabe destacar que, desde la transición democrática iniciada en 1983, el peso global del sector militar y las fuerzas de seguridad respecto al número de cargos, y en especial en su gasto público, sufrió una drástica disminución, que se acentuó en la década de los años noventa con la eliminación del servicio militar, la privatización de las empresas militares y el cierre de bases militares, entre otras transformaciones. Pero el impacto de las privatizaciones y la descentralización  en las actividades productivas y sociales del sector público nacional no vinculadas a las fuerzas armadas o de seguridad fue aún mayor (ejemplo: empresas públicas y docentes), motivo por el cual la participación porcentual del sector militar y de seguridad tendió a aumentar en relación a la cantidad de cargos totales.
A diferencia, el personal civil vinculado a las actividades sociales, como la seguridad social, trabajo o desarrollo social y salud, fue disminuyendo paulatinamente su proporción de agentes, si se toma en cuenta que para el año 2001, el 80 % de los cargos presupuestados para ambos niveles de administración del P.E.N. se concentraba  en 3 de sus 12 jurisdicciones: Ministerio de Defensa (40.3%), Ministerio del Interior (26.1%) y Ministerio de Economía (13%).
b) Baja participación del gasto en salarios de la APN en el total de Presupuesto Nacional.  De este modo, el aumento del gasto público se correspondió con factores ajenos a la variable salarial, como por ejemplo, el incremento de los intereses de la deuda externa y las contribuciones a la seguridad social.
El total  del  gasto  presupuestado  para  el  Estado  Nacional - en el año 2001- fue de $ 51.869.787.297 [5], siendo el gasto total en remuneraciones del personal de $ 6.493.527.785. Por lo tanto, el egreso presupuestado para salarios equivalía al 12.5 % del total del gasto. Si excluimos los gastos correspondientes al Poder Judicial y al Poder Legislativo, el gasto total presupuestado del P.E.N. fue de $50.642.199.216, mientras que las remuneraciones alcanzaban a $ 5.448.427.751, expresando sólo el 10,7% del total del Presupuesto. Dentro de ese porcentaje, una porción significativa correspondían a contratos especiales y a servicios técnicos y profesionales de financiación nacional.
c) Alta heterogeneidad entre las modalidades de contrataciónes  permanentes  y no permanentes.
Independientemente de los períodos gubernamentales a considerar, el contrato permanente tendió a disminuir, por las distintas modalidades de retiro (jubilaciones anticipadas, Ley de disponibilidad, retiros voluntarios y privatizaciones, transferencias a otras jurisdicciones, cierres de organismos, etc.), combinado con el congelamiento de vacantes. En cambio, a partir de mediados de los años ochenta, y con mayor énfasis desde 1995, los contratos por tiempo determinado comenzaron a crecer y sustituyeron en forma parcial a los cargos permanentes. En este sentido, los contratos de locación de servicios o de obra, exhiben una mayor diferenciación remunerativa y una gran heterogeneidad en su participación respecto del personal permanente, según la jurisdicción y/o el organismo que se analiza.
d) Gran dispersión y diferenciación en los sistemas de carrera y regímenes escalafonarios.
Los sistemas de carrera existentes a principios de los años setenta se vieron afectados por las políticas de ajuste fiscal que distorsionaron sus objetivos originales. Como resultado de las políticas de modernización estatal, se crearon escalafones especiales (Administradores Gubernamentales, Escuela de Economistas de Gobierno y de Abogados del Estado) o se sustituyeron a otros en crisis (implementación del SINAPA), situación que aumentó la dispersión salarial y la heterogeneidad en los sistemas existentes, al no poder abarcar al conjunto de la administración. Así, para el  año 2001, el Presupuesto Nacional clasificaba 56 regímenes y/o escalafones de empleo público en el PEN, de los cuales  un reducido número rondaba los 30 mil cargos (tal son los casos de SINAPA, Policía Federal, PECIFA, Gendarmería, DGI y Prefectura Naval), mientras que la mayor parte de los sistemas de carrera y/o regímenes no superaba los mil cargos.
A su vez, si clasificamos al Personal Civil según las funciones que desempeña,  puede notarse que la mayoría de los cargos, también para 2001,  se concentraba en las funciones administrativas y de recaudación. En menor número, dicho personal se agrupaba en las instituciones que cumplen finalidades económicas, científicas, docentes y culturales.
e) Amplia brecha entre los ingresos más bajos y los más elevados al interior de cada organismo y  extensa dispersión de las pirámides salariales entre los diversos regímenes laborales.
Las diferenciaciones en los ingresos que aparecieron en las últimas décadas fueron,  entre otras, las de las remuneraciones entre las autoridades políticas o superiores y las del personal de carrera; las de los nuevos escalafones y la aplicación diferencial de adicionales entre las distintas jurisdicciones u organismos; las de las modalidades contractuales por tiempo determinado y los convenios con los organismos multilaterales de crédito.
A pesar de estas transformaciones, el personal convencionado regido por la Ley 14.250 de Convenio Colectivo de Trabajo para el sector privado [6] mantuvo un importante ingreso promedio, superior al personal del SINAPA y al personal científico. Por su parte, la Administración Central percibió ingresos salariales menores a los de los organismos descentralizados, en tanto que los nuevos organismos descentralizados tendieron a concentrar ingresos salariales mayores a los históricos, como fuera el caso de los entes reguladores de servicios públicos privatizados,  que fueron creados con regímenes de contrataciones especiales.



2.      El personal  del Sector Público Nacional (2003-2012):  Composición y Características Generales
El total del personal estatal nacional para el año 2012 es de 687.369 agentes.  Desde el año 2003 al año 2012 se observa un crecimiento  en 209.831 cargos, cifra que representa un aumento de  23.314,5 cargos promedio por año y un incremento del 30,52 % en 9 años. (Cuadro 1).
Si tomamos las cifras por sector, el personal de la Administración Nacional  (PAN) constituye, para el año 2012, la mitad de los agentes del Estado Nacional, con  347.590 cargos, vinculados en su mayoría a las fuerzas de seguridad interior y a los planteles militar y judicial.  Pese a que se observa un incremento -respecto del año 2003- en 81.369 cargos, su participación se mantiene en forma estable, con una disminución de su peso relativo en el total, que oscila del 55,7 % en 2003, al 50,6 % en 2012 (Cuadro 1).
A su vez,  el agrupamiento personal Universitario Nacional tiene un peso significativo, dado que representa alrededor de una tercera parte del total de agentes públicos (34,7 %)[7].  En efecto, el personal docente y no docente de las Universidades   crece    -entre 2003 y 2012- en 75.621 cargos (el 31, 66 %), con un incremento mayor al promedio del PAN.  En comparación, mientras que los no docentes reflejan -para la misma etapa- un aumento del orden de los 13.143 cargos, los  docentes se elevan  en 62.478 cargos. De esta forma, para el año 2012, el personal docente representa el 82,6 % del  total de los planteles del sistema universitario,  en tanto que el personal no docente (administrativos, técnicos, maestranza, etc.) comprende sólo el 17,4 %. Dichos parámetros cristalizan- a lo largo del período-  una tendencia  proporcional estable entre ambos segmentos, aún en el marco del incremento global. En este sentido, para entender la evolución creciente de la participación del personal universitario en términos absolutos, no pueden dejar de considerarse los cambios en materia de políticas públicas en el campo de la educación, vinculados al aumento de partidas presupuestarias para sostener el financiamiento de este nivel educativo y a la creación de 9 Universidades Nacionales, entre otros factores.
En el sector de las Empresas y Sociedades del Estado los recursos humanos casi se quintuplican. Aunque su incidencia en el total es de apenas el 8,1 % para el año 2012,  su expansión –desde el 2003 al 2012- es del orden de los 36.081 cargos.  En tanto, durante el período bajo análisis, el personal de los Otros Entes Públicos  se mantiene estable y aumenta en sólo 2.751 agentes, experimentando una baja en términos porcentuales del 4,1 % en 2003 al 3,4 % en el año 2012. Por su parte, en el Sector Financiero (Banco Central, el Banco Nación, el Banco de Inversión y Comercio Exterior y el Banco Hipotecario [de propiedad mixta])  se observa una suba de 2.853 cargos, pero  -en términos porcentuales- reduce su participación del 4 % en 2003 al 3,2 % en el año 2012.
Como síntesis, puede resaltarse que, sobre el total de los recursos humanos para el período, el sector de mayor crecimiento  -en términos absolutos- fue el del personal universitario, seguido por los agentes de la Administración del Estado Nacional. El Sistema Financiero Público y el de los Otros Entes Públicos se mantienen estables y  pierden participación relativa, en tanto que las  Empresas y Sociedades del Estado  evidencian  el mayor aumento en términos porcentuales, como resultado de las políticas de re-estatización de empresas de servicios públicos, así como por la creación de nuevos complejos vinculados al sector energético, tecnológico y productivo, entre las ramas de mayor preponderancia. 


3.      El personal de la Administración Nacional
Como se ha destacado, la Administración Nacional incorpora -para todo el período bajo análisis- 81.369  agentes. Dicho aumento expresa  la ampliación de la estructura ministerial, las nuevas funciones estatales y el fortalecimiento de algunos organismos descentralizados, junto al crecimiento del personal del Poder Judicial y de las Fuerzas de Seguridad Interior. Para el análisis de su incremento -menor al 23,40 % en los 9 años considerados - también debe mencionarse la incorporación a la planta transitoria de los agentes  contratados por tiempo determinado hasta el año 2003[8] (Cuadro 2).
Mientras que la Administración Central experimenta una suba –a lo largo de 9 años- en 53.719 agentes, los Organismos Descentralizados crecen en 18.413 agentes (el 37,15 % respecto al año 2003). En estas unidades, sus recursos humanos comienzan a elevarse a partir del año 2005, por las políticas de fortalecimiento de organismos como el CONICET, el SENASA, el INTA, y la CONEA,  así como la Dirección Nacional de Vialidad, la  Administración Nacional de Aviación Civil y la  Dirección Nacional de Migraciones, entre aquellos que registran los principales volúmenes de personal. No obstante, el mayor incremento proporcional corresponde a los Institutos de Seguridad Social (sobre todo, ANSES). Como se observa en el Cuadro 2, dichas agencias mantienen una cantidad estable de personal entre los años 2003 al 2006, mientras que -a  partir del año 2007-  se advierte una mayor gravitación, por los cambios operados en la política de seguridad social  y por la estatización de la gestión del sistema jubilatorio en el año 2008.  En este sentido, cabe consignar que gran parte de los planteles de las empresas privadas y AFJP pasaron a depender de la ANSES, lo que explica, para el año 2009, la casi duplicación del personal, con 5.259 agentes más respecto de los dos años anteriores. Entre el año 2009 y el 2012 hay un nuevo aumento de 3.967 cargos, debido a la mayor expansión de la cobertura social y territorial. De todos modos, la evolución de estas dotaciones –que durante el período considerado llegan a  triplicarse- es poco significativa respecto del crecimiento  –para esa misma época- en la cantidad de beneficiarios de jubilaciones y pensiones (casi dos millones de personas), así como por la cobertura de las asignaciones familiares, como la Asignación Universal por Hijo ( a partir del año 2009) y la Asignación por Embarazo para Protección Social (a partir del año 2011), los seguros de desempleo y de los retiros y pensiones militares y de la Policía Federal.
3.        El personal según su pertenencia a los Poderes Ejecutivo, Legislativo y Judicial
Si analizamos la Administración Nacional según la organización de la división de los poderes del Estado,  puede destacarse que del Poder Ejecutivo Nacional depende casi el 90 % del total de los agentes públicos.  En este caso, se aprecia un incremento de 70.126 cargos durante los 9  años considerados, cifra que representa, respecto del año 2003, un 23,78 % de aumento.  Por su parte, el Poder Legislativo Nacional exhibe  un estancamiento en sus planteles, y ocupa apenas el 3,6 % del personal de los tres poderes. Solamente entre el año 2011 y el 2012 se observa una ampliación de 681 cargos. En cambio, el Poder Judicial Nacional muestra, a lo largo del período,  un crecimiento que asciende a un total de 8.870 cargos, y representa  un aumento del 42,70 % en relación al año 2003. Por lo tanto, proporcionalmente, el Poder Judicial es el sector estatal que registra uno de los mayores incrementos porcentuales. (Cuadro 3).
En términos generales, la evolución del Poder Ejecutivo acompaña la ampliación y redefinición de las estructuras ministeriales ( tales los casos del Ministerio de Planificación Federal, Inversión Pública y Servicios, Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva,  Ministerio de la Producción [reconvertido en Ministerio de Industria] ,  Ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca, Ministerio de Turismo, Ministerio de Seguridad, Ministerio del Interior y de Transporte), y la recuperación de las funciones económicas y sociales del Estado, debilitadas o expropiadas de la esfera pública desde la década de los 90. A su vez, el Poder Judicial experimenta el mayor incremento proporcional, sobre todo a partir del año 2005, donde el fortalecimiento de las estructuras judiciales comienza a cobrar mayor impacto, a propósito de la relevancia que adquiere la política de derechos humanos  y la seguridad interior en la agenda del gobierno.    
3.1   El personal del Poder Ejecutivo Nacional
El Poder Ejecutivo Nacional, comprendido tanto por la administración central (Ministerios) como la descentralizada    (Organismos  Descentralizados) y  los Institutos de Seguridad Social (, Caja de Retiros, Jubilaciones y Pensiones de la Policía Federal Argentina, Instituto de Ayuda Financiera para pago de Retiros y Pensiones Militares y ANSES)  es el ámbito  que sufrió mayores transformaciones en las últimas décadas. En particular, este nivel institucional estuvo afectado no sólo por la reducción de sus competencias, sino también por el ajuste fiscal permanente y el  proceso de rediseño de sus organizaciones. En tanto, a  partir del año 2003, prospera –como fuera señalado- la creación de nuevos ministerios y el fortalecimiento de unidades con competencias productivas, sociales, científico-técnicas y comunicacionales, sin que estas transformaciones organizacionales y presupuestarias hayan implicado un incremento significativo de los cargos correspondientes. De todos modos, prevalece como tendencia  histórica el crecimiento de los planteles  relacionados con las funciones de seguridad y defensa, ya que  alrededor de 7 de cada 10 cargos se relacionan con dichas funciones (el 69,04 %).  A ello  debe sumarse el personal civil (PECIFA), científico, docente y de salud dependiente de las fuerzas de seguridad interior y de defensa.  A diferencia,  menos del 30 % de los cargos  se distribuye entre el personal civil que integran los distintos Ministerios, los Organismos Descentralizados y las Instituciones de Seguridad Social.  Así, en la administración central, y en términos absolutos, las fuerzas armadas y de seguridad interior sufren el mayor incremento, con 34.080 cargos,  concentrados en mayor medida en las fuerzas de seguridad interior  (Cuadro 4). 


Para el mismo período, los Ministerios con mayor expansión en sus planteles  son Desarrollo Social y Trabajo. El primero exhibe un incremento de 1.044 agentes, siendo relevante el  progresivo pase a la planta transitoria  del personal que cumplía funciones como contratados, así como la incorporación a su estructura, en el año 2007, del ex Consejo de la Niñez, Adolescencia y Familia (asimilado con el rango de Secretaría de Estado). Sin embargo, se evidencia un estancamiento en los cargos desde el año 2008. El segundo presenta 1.440 nuevos cargos, con una marcada suba  durante los años 2007 y 2008, vinculada también a la incorporación parcial de los agentes contratados a la planta del organismo, como al refuerzo de las actividades de contralor en materia laboral y de la seguridad social y a la creación de nuevos programas de capacitación laboral.  En menor medida, se observan aumentos en el Ministerio de Relaciones Exteriores, Comercio Internacional y Culto (994 cargos), por la expansión  de las representaciones en el exterior, las misiones comerciales y la carrera del Servicio Exterior. Por su parte, el Ministerio de Salud incrementó el personal en 1.042 cargos, en especial desde el año 2008 y  la Jefatura de Gabinete de Ministros también se  amplió  en 750 cargos, explicados por la presencia de nuevas secretarías de Estado bajo sus órbitas,  como Medio Ambiente, así como por otros entes y/o agencias como el  ACUMAR y el  AFSCA.
A diferencia, la Presidencia de la Nación disminuye su personal en 939 cargos (por el traslado de dependencias hacia otras áreas), y el Ministerio de Educación también experimenta una reducción de 67 agentes, originada en el traspaso de personal – en el año 2008- al nuevo Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva. Similar situación se aprecia en el Ministerio de Economía, a partir de la creación de los Ministerios de Planificación Federal, Inversión Pública y Servicios (en 2004) y de la Producción (en 2008), e Industria (en 2009, a partir de la disolución del Ministerio de la Producción) aunque en los años 2011 y 2012 se observa un leve incremento.
De los nuevos Ministerios, es relevante el conjunto de unidades absorbidas por el Ministerio de Planificación Federal, Inversión Pública y Servicios, que cuenta con las áreas de Obras Públicas; Energía y Combustibles; Transportes[9] ; Vivienda e Infraestructura, entre otras, hasta entonces pertenecientes al Ministerio de Economía. Para el  2004 (año de su creación) poseía 2.444 agentes,  registrándose una leve disminución - en 91 cargos- desde el año 2009 hasta el año 2012. A su vez, en la cantidad de personal es significativa la participación de los organismos reguladores que- a lo largo del período bajo análisis- concentran un incremento de 1.586  cargos.
Por su parte, la categoría Otros Organismos del P.E.N. revela –a lo largo de los 9 años - una  suba de 26.457 cargos. En este conjunto, el rubro Organismos Científicos se cuenta entre las áreas de mayor crecimiento en sus planteles, con 7.661 nuevos cargos para el año 2012,  siendo relevante el impacto a nivel del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET). En efecto, en esta agencia, desde el año 2004, se produce un cambio sustancial que llevó a la  duplicación de la cantidad de personal bajo su órbita, con un aumento del 60% del plantel  en la carrera de investigadores y una cuadruplicación en la cantidad de becarios[10]. (CONICET, 2013). Por su parte, en los denominados “Otros Organismos(fundamentalmente la AFIP y el INSSJP), la expansión también es significativa, con 6.726 cargos, así como en los organismos de seguridad social (sobre todo, ANSES)  y, en menor medida, puede apreciarse el incremento del personal en los Organismos Asistenciales, con 1.758 casos.
En síntesis, en los 9 años observados,  la organización del P.E.N. sufre importantes transformaciones pero, en general, la creación de nuevos Ministerios no trajo aparejada la sobre-expansión de las dotaciones de agentes públicos, sino más bien el traslado funcional del personal de otros ministerios hacia las nuevas dependencias, o bien la elevación a un rango superior de un conjunto de Secretarías.(como Derechos Humanos, Agricultura, Ganadería y Pesca; Turismo, Seguridad y Transporte),  como resultado de la importancia otorgada en la agenda gubernamental a las políticas públicas que ejecutan.  De este modo, si bien existen más Ministerios que a principios de la década, ello no implicó un incremento significativo de personal. En cambio, las subas más preponderantes se originan principalmente en el aumento del personal de las fuerzas de seguridad interior y en los organismos descentralizados, como los de carácter científico-técnico y de seguridad social.  
3.2   El Poder Ejecutivo y su personal según función
Si analizamos al personal del Poder Ejecutivo Nacional por su función[11],  puede observarse que la mayor parte (62 %)  está dedicada a las funciones de defensa militar  y de seguridad interior. Ambas  actividades  suman –hacia el fin del período- 188.470 cargos y experimentan -entre los años 2003 a 2012- un aumento  de 33.190 cargos. En particular, la función de Seguridad Interior (integrada por la Policía Federal Argentina, Gendarmería Nacional, Prefectura Naval, Policía de Seguridad Aeroportuaria y Servicio Penitenciario Federal) se expande en 28.992 cargos, mientras que la de Defensa Militar (que comprende al Ejército, la Armada Argentina y la Fuerza Aérea)  en 4.198 cargos, con una disminución en el año  2012. A diferencia de la década de los años noventa, las fuerzas de seguridad interior superan en cantidad de dotaciones a las funciones militares y exhiben un 36,10 % de aumento respecto del año 2003. En cambio, el crecimiento del personal militar es de apenas un 5,59 %.[12] (Cuadro 5).

Entre los años 2003 al año 2008 el personal destinado a la función administrativa se ubica en tercer lugar.  A partir del 2009,  dicha función pasa a ocupar el segundo puesto, detrás del personal de seguridad interior, derivado –entre otros factores-de la incorporación del personal contratado a la planta permanente y /o transitoria de los distintos organismos, y  la consiguiente ampliación de los cargos. A lo largo de todo el período  se observa un crecimiento de 29.850 cargos, representando un aumento del 43,80 % desde el año 2003. En este caso, cabe aclarar que esta función administrativa comprende a gran parte del plantel profesional, técnico y especializado del personal civil de la administración central y de los organismos descentralizados. Seguido de la función administrativa, encontramos al personal dedicado a las funciones científicas y tecnológicas, que representa el 4 % del total del personal del PEN. Aunque su crecimiento –desde el año 2003- es constante, a partir del año 2008 la expansión cobra mayor relevancia, por la creación del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva y el mencionado fortalecimiento del CONICET.  Así, en los 9 años considerados,  el incremento es de 3.986 cargos, cifra que representa un 46,10 % respecto del año 2003.
Menores valores alcanza el personal destinado a la función asistencial, con el 1,4 % del total, y un crecimiento –para todos los años bajo estudio- en apenas 1.633 cargos. Esta escasa cantidad de recursos humanos contrasta con el incremento de los montos destinados a las políticas sociales –primero en importancia en materia de gasto público- y con la relevancia  adquirida por los Ministerios de Desarrollo Social y de Trabajo, Empleo y Seguridad Social en el proceso de inclusión social fomentado desde el 2003.
Por último, se ubica el personal destinado a la función docente, con el 0,7 % de los cargos para el año 2012, porcentaje que implica una suba –desde el año 2003- de 1.468 cargos, pero que muestra mayor expansión desde el año 2009 hasta el año 2012 (Cuadro 5)[13].



3.3    El personal del Poder Ejecutivo según sector y sexo
Al analizar al personal del ámbito del Ejecutivo Nacional, según el sexo de sus integrantes, se observa -como dato distintivo- la alta tasa de masculinidad del empleo público. De cada 10 personas, algo menos de 8 son hombres. Esta proporción se incrementa en la Administración Central, donde el porcentaje alcanza el 83 % a principios de la década,  pero que disminuye a tan sólo el 78,6 % a fines del periodo. Esta alta tasa de masculinidad del personal de la Administración Central se explica por el peso de los  agentes destinados a los organismos de seguridad interior (Policía Federal Argentina, Gendarmería Nacional, Prefectura Naval, Policía de Servicio Aeronáutico y el Servicio Penitenciario Federal) y a las tres Fuerzas Armadas, así como por el personal civil de apoyo que concurre  en ambos  planteles  No obstante,  desde el año 2009 en adelante,  se observa un aumento en el empleo femenino, debido a que, entre otras causas,  también estas Fuerzas comenzaron a reclutar mujeres para el ejercicio de las actividades bajo su competencia  (Cuadro 6).
En cambio, en los Organismos Descentralizados la tasa de masculinidad baja a una proporción de 6 hombres  para cada 4 mujeres en promedio. En este caso, se advierte que - a lo largo del periodo- dicha tasa va disminuyendo en tres puntos.
Por su lado, en las Instituciones de Seguridad Social (ANSES y Cajas de Retiros militares y de la Policía Federal) el personal femenino es mayoritario, encontrándose  una  posible explicación en el carácter de las tareas que realizan  la mayoría de los agentes, dedicados a la atención al público. La proporción es de alrededor de 6 mujeres por cada 10 personas  y  se mantiene estable a lo largo de estos años, con pequeñas oscilaciones (Cuadro 6).
4      El personal del Poder Legislativo Nacional
A diferencia del Poder Judicial y del P.E.N., el personal del Poder Legislativo se mantiene estable. Entre los años 2003 a 2012 se agregan un total de 2.372 cargos. El mayor incremento- luego de un largo estancamiento -se observa en los años 2011 y 2012, con significativa preponderancia de la  Cámara de Diputados, que revela un 41,5 % de participación  y un aumento de 235 cargos desde el año 2003.  En cambio, para la Cámara de Senadores el incremento alcanza a 887 cargos, un 33, 44  % más respecto al año 2003 (Cuadro 7).
El 15,6 % restante del personal corresponde a los organismos extra- poder (Defensoría del Pueblo de la Nación y Auditoría General de la Nación), unidades que, en el periodo considerado,  prácticamente duplican sus cargos. 
Entre Los organismos de apoyo, se destaca la Biblioteca del Congreso Nacional, que eleva su plantel en 270 personas en el transcurso de los 9 años. En este rango, los agentes de la  Biblioteca - una de las más importantes del Estado Nacional, que cumple la doble función de apoyo a la labor legislativa y la de atención al público general- representan el 10 % del personal del Congreso. Por su parte, la imprenta del Congreso, a cargo de la impresión de todos los materiales de los órganos legislativos y extra poder, muestra un estancamiento relativo en su dotación (Cuadro 7).

5      El personal del Poder Judicial de la Nación
De  igual modo que el personal de Seguridad Interior, los recursos humanos del fuero Judicial presentan un desarrollo significativo asociado-en gran medida- con el fortalecimiento institucional del proceso de “memoria, verdad y justicia” destinado a condenar  los crímenes de lesa humanidad vinculados al terrorismo de Estado. Respecto del año 2003, se advierte un incremento de  8.870 cargos (50,56%), con mayor gravitación de los agentes del Ministerio Público (órgano extra-poder que garantiza la asistencia jurídica de todo ciudadano que pueda verse involucrado en un proceso penal, así como la representación y defensa de menores e incapaces y la curatela de menores abandonados o huérfanos),  cuyo crecimiento –para el mismo período – es de 3.221 cargos, cifra que  duplica la cantidad  de agentes si se compara  con el  año  2003    (Cuadro 8).


Conclusiones
            Desde la década de los noventa, la reducción del  tamaño del empleo público  ha formado parte de la mayoría de las agendas políticas de los gobiernos embarcados en procesos de reforma del Estado y de la Administración Pública,  sin tomar en cuenta que –como reconoce la CEPAL (2011)-  la ampliación de la cobertura del sistema educativo,  el  incremento de la densidad y el acceso a las infraestructuras, así como el impulso a la inversión en desarrollo productivo e innovación constituyen vectores centrales  en el proceso de transformación estatal  que- como condición necesaria pero no suficiente- requerirá de un mayor alcance cuantitativo (y cualitativo) de los agentes públicos. En el caso argentino, a la destrucción de los elencos técnicos-profesionales durante la Dictadura Cívico-Militar iniciada en 1976  (Sidicaro, 2005), le siguieron, por impulso  de las reformas neoliberales,  sucesivas políticas de ajuste del personal, como los reiterados retiros voluntarios, las jubilaciones anticipadas, los despidos compulsivos, la tercerizaciones de servicios, sumado a la caída del personal a través del cierre de organismos, las privatizaciones y las transferencias a provincias y municipios.  Bajo este derrotero,  también cobró forma la disminución del empleo permanente, el envejecimiento de las plantas estables (con la pérdida del “saber acumulado”), la “naturalización” del contrato por tiempo determinado y la asimilación del sector público a las características del empleo privado, en materias tales como la seguridad social, obras sociales, asignaciones familiares, etc. (Zeller,y Rivkin, 2001).

A partir del año 2003, se observa un cambio de tendencia en la política para el personal dependiente del Estado Nacional, que acompaña las transformaciones operadas en la distribución del gasto público nacional.  En este sentido, la  política de desendeudamiento  y la ausencia de desequilibrios presupuestarios permitieron la utilización de herramientas de política fiscal para que la asignación del gasto público se oriente conforme  a las prioridades  sostenidas en materia de seguridad social, educación, ciencia y tecnología, inversión en infraestructura económica y social y seguridad interior, áreas éstas  en las que el empleo público demostró su mayor expansión.
Como se ha señalado en el cuerpo del trabajo, el total del personal estatal nacional para el año 2012 es de 687.369 agentes y  dicha cantidad supone un incremento total del 30,52 % bajo el transcurso de los 9 años. En el marco global, el personal de la Administración Nacional constituye, también para ese año, la mitad de los agentes del Estado Nacional  y sus remuneraciones    insumen –aproximadamente- entre un 10%  y  11 % del total del gasto público de la Administración Nacional.  Dicho gasto público   pasó de representar el 15,1% del PBI  en el año 2003 al  27,1% en el año 2012, destacándose la prioridad otorgada al gasto social (15,6% del PBI)  (Ministerio de Economía, 2012), en un  contexto de  solvencia fiscal basada en un resultado primario superavitario y de  sustentabilidad a mediano plazo, que permitió darle  continuidad al proceso de crecimiento económico con equidad.
En este escenario,  también se destaca el incremento del personal universitario, el de mayor expansión en términos absolutos,  cuya representación  alcanza casi la tercera parte del total de agentes públicos (34,7 %), con un crecimiento  -entre 2003 y 2012- en 75.621 cargos, seguido por los agentes de la Administración Nacional y de las Empresas y Sociedades del Estado. En este último sector los agentes llegan a quintuplicarse, producto de las re-estatizaciones de empresas de servicios públicos (como  Agua y Saneamientos Argentinos  (AYSA) Correo Oficial de la República Argentina, Ferrocarriles Gral. Belgrano, etc.) así como por la creación de nuevas empresas como Empresa Argentina de Soluciones Satelitales (AR-SAT) Energía Argentina  (ENARSA), y el impulso otorgado a otras como  Nucleoeléctrica Argentina  (NASA), Talleres Navales Dársena Norte S.A. (TANDANOR), etc.
            En el ámbito del Poder Ejecutivo Nacional,  las jurisdicciones de la Administración Central con mayor expansión en sus planteles son los Ministerios de Desarrollo Social y de Trabajo, Empleo y Seguridad Social, en tanto que, en el caso de las nuevas dependencias, el Ministerio de Planificación Federal, Inversión Pública y Servicios congrega un alto porcentaje de agentes, en detrimento de la caída de personal producida en el Ministerio de Economía.  En tanto, en la Administración Descentralizada, junto con los Organismos de Seguridad Social, el complejo de Organismos Científicos se cuenta entre las áreas de mayor crecimiento en sus planteles, como el caso del CONICET, el SENASA, el INTA, la CONEA y la CONAE.  A este respecto,  el dinamismo otorgado a estas agencias acompaña las prioridades establecidas  por la Ley  26.075 de Financiamiento Educativo, en la medida en que dispone la ampliación del  nivel de gasto en términos del PIB, fijando el 6% como meta exclusiva para el gasto en educación, agregándose a ese valor las asignaciones correspondientes a ciencia y tecnología.

Pese a que las transformaciones hasta aquí reseñadas modifican de manera significativa las tendencias instauradas a partir de los años noventa,  todavía se constata que la mayor parte de los recursos humanos del PEN (el 62%) están destinados a las funciones de defensa militar y seguridad interior. Como diferencia frente a las décadas anteriores, puede señalarse que  -por primera vez- las fuerzas de seguridad interior superan en cantidad de dotaciones a las funciones militares. No obstante, cabe destacar que- para el año 2009- el personal dedicado a la función administrativa se ubica-por primera vez en las últimas dos décadas- en segundo lugar,  a propósito de un incremento de los recursos humanos mayor al 20%, seguido en importancia por la ampliación de los agentes en las funciones científicas y tecnológicas y, en menor medida, en la función asistencial. 

Otro aspecto de la ampliación del personal estatal, desde el año 2003, desmiente las críticas sobre las prácticas clientelísticas gubernamentales sobre el empleo público, al observar que su aumento se registra –principalmente- en el personal universitario, el personal científico-técnico y el de seguridad interior y judicial. El posible impacto de este tipo de planteles burocráticos en la sociedad civil es evaluable en el mediano y largo plazo, lo cual excede a un periodo de gobierno, y  supone –asimismo- una mayor especialización profesional y técnica de la burocracia pública nacional en las distintas áreas gubernamentales y, por lo tanto, una mayor  rearticulación entre el Estado y la sociedad civil.  Este criterio se complementa con el escaso crecimiento de los agentes que cumplen  funciones asistenciales, pese a la importancia de las políticas sociales bajo el período estudiado.  A diferencia, otro factor que explica la suba del empleo estatal nacional  se origina en la demanda social por la seguridad interior y judicial y por la gravedad de sus problemáticas, como las políticas de derechos humanos, para el servicio penitenciario, la designación de Jueces y del personal del Ministerio Público (Fiscales y Defensores Públicos) y de su personal auxiliar.

















Bibliografía
·         Centro de Investigación y Formación de la República Argentina / CIFRA/CTA (2013) “Informe de Coyuntura Nº12”, Abril, Buenos Aires.
  • Comisión Económica para América Latina /CEPAL (2011), Perspectivas Económicas de América Latina 2012: Transformación del Estado para el Desarrollo,  Naciones Unidas, Santiago de Chile.
  • Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas /CONICET (2013) “CONICET, 30 años de democracia”. Disponible en http://www.conicet.gov.ar/conicet-30-anos-de-democracia/.
  • López, Andrea  y  Zeller, Norberto (2014)

·         López, Andrea  y  Zeller, Norberto (2012) “el gasto público como herramienta política: continuidades  y rupturas en las políticas estatales bajo la etapa  kirchnerista (2003-2010)” en http//www.sgp.gov.ar/contenidos/inap/investigacion/paginas/documentos.html

·          Ministerio de Economía y Finanzas Públicas,  Informe de Presupuesto ( Años  2003 a 2012), Secretaría de Hacienda, Oficina Nacional de Presupuesto, Buenos Aires. Disponible en  http://www.mecon.gov.ar/onp/html/presupresumen

  • Ministerio de Economía y Finanzas Públicas,  Boletín fiscal  (Años 2007 a 2012),  Secretaría de Hacienda,  Oficina Nacional de Presupuesto,  Buenos Aires. Disponible en  http://www.mecon.gov.ar/onp/html/boletin/
  • Sidicaro, Ricardo (2005) “La crisis del Estado y los actores políticos y socioeconómicos en la Argentina (1989-2001)”, EUDEBA, Buenos Aires.
  • Zeller, Norberto y Rivkin, Ana (2003) “El empleo en la Administración Pública Nacional: estudio de la distribución de cargos y de las características de sus remuneraciones”,  INAP; Serie I, Documento Nº 69, Buenos Aires.  
 Fuentes
·         INDEC, Anuario Estadístico de la República Argentina, Años 2007, 2008 y 2009, 2011 y 2012, Buenos Aires.
·         Oficina Nacional de Empleo Público/ONEP (2012), “Sistema de información para el control del registro y actualización de los cargos y contratos desempeñados por  personas con discapacidad certificada”, Subsecretaría de Gestión y Empleo Público, Jefatura de Gabinete de Ministros, Buenos Aires.

























[1] En este universo se cuentan un conglomerado de empresas públicas de amplia diversidad, en lo que concierne a su carácter jurídico, la participación accionaria del Estado, el tipo de actividad, etc. Así, Radio y Televisión Argentina, Lotería Nacional, Télam, Administración General de Puertos, Educ.Ar, y la Administración de Infraestructura Ferroviaria se cuentan entre las denominadas Sociedades del Estado (SE), en tanto que Agua y Saneamientos Argentinos  (AYSA) Correo Oficial de la República Argentina, Empresa Argentina de Soluciones Satelitales (AR-SAT) Energía Argentina  (ENARSA), Fábrica Argentina de Aviones “Brig. San Martín” (FADEA), Ferrocarriles Gral. Belgrano, Intercargo  Nucleoeléctrica Argentina  (NASA),- Talleres Navales Dársena Norte S.A. (TANDANOR), Aerolíneas Argentinas, entre otras, se registran como Sociedades Anónimas  con participación estatal mayoritaria. Un núcleo menor, lo conforman las empresas en liquidación (7 empresas), además de las firmas donde el Estado posee una participación accionaria minoritaria (por ejemplo, YPF S.A y FERROSUR S.A)
[2]  Además de estas restricciones a nivel del Estado nacional, cabe destacar que para el estudio integral del  Sector Público deben considerarse los planteles de personal que revisten en los niveles  provinciales y municipales, dado  que, en la actualidad, dichas jurisdicciones  tienen a su  cargo la mayor parte del empleo estatal (alrededor de 2.500.000  cargos), distribuidos principalmente en los sectores de educación, seguridad interior,  justicia y salud pública. .No obstante, si bien el universo del personal estatal bajo estudio representa un porcentaje minoritario, es ilustrativo de los cambios y continuidades en las funciones y competencias estaduales desplegadas a partir del 2003.
[3]  Fuente: elaboración propia con base en Anuarios Estadísticos INDEC.
[4] Dicho volumen representa los cargos presupuestados para el Poder Ejecutivo Nacional (central y descentralizado). No incluye personal docente y no docente universitario.
[5]  Dicha cifra incluye los 11.093.600.000 $ de los servicios de la deuda pública y los $ 2.743. 043.068 de las obligaciones a cargo del Tesoro.
[6] El  Personal  de ANSeS, DGI, ADUANAS, constituyen  ejemplos de agentes estatales regidos durante esa época por el Convenio Colectivo de Trabajo del Sector Privado (14.250).
[7] Por lo tanto, su exclusión o inclusión en el análisis de los recursos humanos del Estado modifica cualitativamente el abordaje del estudio, ya que si restamos del total del personal del Sector Público Nacional a los agentes de las universidades nacionales, la cifra se reduce a la suma de 448.533 cargos.
[8] Sin embargo, como se ha planteado en la introducción de este trabajo, en la Administración Nacional todavía persiste una importante cantidad de personal contratado bajo diversas figuras. La Oficina Nacional de Empleo Público (ONEP) contabiliza-para el segundo semestre del año 2012- 54.472 “Contratos bajo dependencia laboral a término fijo”, 3.839 “Contratos bajo locación de servicios personales”,1329 “Contratos bajo locación de Obra” y 7628 contratos consignados bajo “otras modalidades” (ONEP,2012)
[9] Posteriormente, en junio de 2012, dicha cartera pasó a funcionar con rango de Ministerio, junto a la cartera  de  Interior, adjudicándole prioridad gubernamental a la resolución de un conjunto de situaciones críticas experimentadas en el sector ferroviario y en el ámbito de la seguridad vial.  
[10] Dichos parámetros suponen,  para el año 2012,  una cifra aproximada del orden de los 7000  investigadores y de 9000 becarios (Conicet, 2013).

[11] Esta clasificación del INDEC no incorpora al personal de las empresas públicas ni a los agentes de la función recaudadora pertenecientes a la AFIP (DGI y Aduana), excluidos del presupuesto nacional a partir del año 2002.

[12]  Cabe consignar que estas cifras refieren sólo a los efectivos militares y de seguridad interior, sin que se contemple los agentes  que cumplen  otras tareas que también dependen de los Ministerios de Defensa y de Seguridad Interior.
[13] Debe tomarse  en cuenta que en esta clasificación  “docente” está excluido el personal universitario. Como ya fuera señalado, por pertenecer a organismos Autónomos no dependen directamente del Poder Ejecutivo. 

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Arturo Jauretche